De cojones y acojonados...



Mi palabra favorita es, hace algunos años, cojones. Si, cojones. Cuando la oí por primera vez, me sorprendió. Me parecía un poco fuerte, algo grotesca y malsonante, pero cuando entendí su significado, la idolatré. Es una palabra con carácter, que encierra todo aquello que se necesita para cumplir con lo que para mí, es el mejor precepto... Hacer SÓLO eso que nos apetece, SOLO eso que queremos hacer, desde lo más profundo del alma, sin compromisos, sin ataduras, con libertad absoluta. (Entendiendo que nuestra libertad termina, cuando empieza la del otro).

Y, es que, señores, es muy difícil dejar atrás los miedos que nos impiden avanzar, esa ansiedad que nos produce el pánico a perder, a ser humillado, a sufrir... Es muy difícil ignorar el orgullo, ese que nos impide serle del todo fiel al corazón, ese tan ligado al cerebro, nuestro buen amigo, y, a veces, nuestro verdugo.

Siempre he sido visceral, no soy capaz de tomar una decisión racional, por más que sepa que es la correcta, si mi estómago y mi corazón, no están de acuerdo... Y así he sido, desde perseguir sin tregua al amor de mi vida, hasta comprar el carro de mis sueños, pasando por cambios de vida y  proyectos, aún sin saber lo que venía, solo por perseguir una pasión. Pero, si no es ahora, si no peleo por lo que quiero, quien soy? Me niego a ser una veleta, me niego a dejarme llevar por la vida... 

En el camino he conocido a tristes y lánguidos seres, que viven sin vivir... Que aún cuando aman con locura, dejan ir sin resistencia, que aún queriendo estallar en palabras, guardan silencio y agachan la cabeza, que permiten que los demás marquen su caminos, que hacen cosas que no quieren, por compromiso, que odian sus trabajos pero se dejan llevar, y terminan siendo estreñidos mentales, por mantener una comodidad social que no les llena el alma... Pobres de ellos, pobres sus vidas, pobres sus mentes, pobre su esencia... 

COBARDES, que nunca decidieron su rumbo, aléjense de mí y de los míos.... Aburren con sus quejas permanentes y su poca iniciativa, aburren con su falsa felicidad. 

La dicha, es, de quienes tienen un par de COJONES para reinventar su vida, cada que se derrumba, la gloria, es, de quienes tienen COJONES para avanzar hacia su más puro, y egoísta deseo... El éxito, señores, consiste en ser el piloto de esta nave que somos, siempre y sin remordimientos.

Comentarios

Santiago ha dicho que…
Enhorabuena Marta! Hablando de cojones y mujeres corajudas, ¿Cuál podría ser el equivalente femenino de los cojones? Es que quedo mal cada vez que le digo a alguna amiga que tiene muchos cojones.
M.Vega ha dicho que…
Cuándo nos haces una Apología a la Insolencia, esa tan necesaria hoy en día para poder tener la determinación de ser Feliz (Sin pasar por encima de nadie claro está).

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